En pleno corazón del Centro Histórico de Lima, en el jirón Washington 117, nació en 1908 una proeza de la ingeniería sudamericana: el “Grieve”, el pri
En pleno corazón del Centro Histórico de Lima, en el jirón Washington 117, nació en 1908 una proeza de la ingeniería sudamericana: el “Grieve”, el primer automóvil fabricado en América del Sur. Su creador fue el ingeniero peruano Juan Alberto Grieve, quien con visión y talento diseñó y ensambló íntegramente este vehículo pensado para las duras condiciones geográficas del país.
Mientras los autos europeos apenas alcanzaban entre 6 y 8 caballos de fuerza, el “Grieve” fue equipado con un potente motor de 20 HP, diseñado para sortear la precariedad de caminos fuera de la ciudad. Grieve fabricó en su taller prácticamente todos los componentes mecánicos, como motor, chasis, transmisión y diferencial. Solo las llantas Michelin, el encendido Bosch y el carburador fueron importados.
Con capacidad para cinco pasajeros, su diseño permitía convertirlo en un vehículo de dos plazas para mayor espacio trasero. Aunque su calidad era comparable a los mejores autos europeos de la época, el proyecto no recibió el respaldo necesario para su producción en masa.
Grieve incluso propuso al presidente Augusto B. Leguía la fabricación de una flota de vehículos nacionales para el servicio postal y policial, pero su iniciativa fue rechazada, bajo la idea de que el país debía depender de tecnología extranjera.
Hoy, el “Grieve” es recordado como símbolo del talento peruano y ejemplo de cómo la falta de apoyo institucional truncó el desarrollo de la industria automotriz local.
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